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Los Diarios de Georgia Nichols: Mi gato angus, mi primer novio....

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Los Diarios de Georgia Nichols: Mi gato angus, mi primer novio.... Empty Los Diarios de Georgia Nichols: Mi gato angus, mi primer novio....

Mensaje  Yukky Mar Mayo 18, 2010 5:39 am

Hola chicos si alguno de ustedes a visto la pelicula titulada:
Mi gato Angus, mi primer novio y el estorbo de mi padre o como la titularon en mexico Como aprender a besar sin morir en el intento.
(Se las recomiendo mucho ya que es muy buena Very Happy un buen rato de carcajada les dara Very Happy )



Deben saber que ademas de que es una de mis pelis favoritas tambien esta basada en una saga de libros los cuales estan titulados como Los Diarios de Giorgia Nichols:

Los Diarios de Georgia Nichols: Mi gato angus, mi primer novio.... Georgianicolsoncollageb

Bueno el motivo principal de todo este resumen es que voy a bajar aqui el primer libro de esta gran saga espero les guste Very Happy y se rian con su protagonista.


Última edición por Yukky el Mar Mayo 18, 2010 5:47 am, editado 1 vez
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Los Diarios de Georgia Nichols: Mi gato angus, mi primer novio.... Empty Sinopsis

Mensaje  Yukky Mar Mayo 18, 2010 5:44 am

Su nariz es demasiado grande. La escuela es un rollo. Sus padres están más tontos que nunca. Su hermanita pequeña moja la cama. Y, por si fuera poco, su gato ataca a todos los animales del vecindario. Georgia está rodeada de gente, pero muchas veces se siente muy sola. Después de acudir a una fiesta de disfraces vestida de aceituna rellena, un suceso memorable que sus amigas no dudan en recordar a carcajada limpia, Georgia se considera carne de cañón para la soltería, sobre todo después de afeitarse las cejas sin quererlo. Sin embargo, la aparición en escena del chico ideal, el dios Sexy, deja babeando a nuestra protagonista, que decide seguir un curso acelerado de besos con la esperanza oculta de ponerlo en práctica con él. Pero antes tendrá que luchar a brazo partido contra sus competidoras más directas, y mientras tanto, no podrá evitar pasárselo en grande
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Los Diarios de Georgia Nichols: Mi gato angus, mi primer novio.... Empty Re: Los Diarios de Georgia Nichols: Mi gato angus, mi primer novio....

Mensaje  Jeidh Miér Mayo 19, 2010 5:04 am

Exente Saga, muchas risa al pro mayor Very Happy
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Los Diarios de Georgia Nichols: Mi gato angus, mi primer novio.... Empty Re: Los Diarios de Georgia Nichols: Mi gato angus, mi primer novio....

Mensaje  Juan Mateos Velazquez Miér Mayo 19, 2010 6:57 am

Pues hare todo lo posible por ver esta pelii!!!!

se ve que esta buena

tuve la oportunidad de verla, pero no la vi!!!

asi que como la recomiendan la vere

Saludos....Laughing Laughing
Juan Mateos Velazquez
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Los Diarios de Georgia Nichols: Mi gato angus, mi primer novio.... Empty Primer capitulo: Agosto

Mensaje  Jeidh Mar Mayo 25, 2010 6:05 am

Eso es bueno ya que te la recomiendo mucho =D

AGOSTO

Domingo 23 de agosto

Mi Habitación
Llueve


10.00: Papá ha invitado al tío Eddie a entrar en mi habitación como si fuera la cosa más normal del mundo, y han estado fisgoneando lo que hacía. Si el tío Eddie (que es más calvo que una bola de billar, bueno, para ser exactos, que dos bolas de billar) me vuelve a preguntar si hay que sacar brillo a las calvas, me suicido. No se da cuenta de que ya no llevo pañales. Me dan ganas de gritarle: « ¡Tengo catorce años, reboso feminidad y llevo sujetador!» La verdad es que me queda un poco grande, y cuando corro para no perder el autobús se me sube hasta el cuello..., pero sigo teniendo un gran potencial femenino, ¡calvo anticuado!

Hablando de tetas, me preocupa acabar como todas las mujeres de mi familia, que parecen tener un solo pecho, como si fuera una especie de estantería. Mamá puede ponerse cosas en el suyo cuando tiene las manos ocupadas. En las fiestas y cosas así, es capaz de llevar un sándwich en una mano, una copa en la otra y colocarse un canapé en el «estante». No es muy atractivo que digamos. Me gustaría tener un volumen apropiado, pero sin llevar las cosas demasiado lejos, no como Melanie Andrews, por ejemplo. El año pasado, después de un partido de hockey, me llevé un buen susto en las duchas. Su sujetador era como dos enormes bolsas de la compra. Debe de tener algún desequilibrio hormonal o algo así. Cuando trata de darle a la bola, es cuando más se le nota.

En una ocasión, creí que se iba a ir directa a la valla llevada por el impulso de sus «melones», como las llama las en broma.

Todavía en mi habitación
Todavía llueve
Todavía es domingo

11.30: No sé por qué no me dejan poner un pestillo en mi habitación. No tengo intimidad, mi cuarto parece el camarote de los hermanos Marx. Cada vez que saco el tema, empiezan a mover la cabeza y a soltar gruñidos ininteligibles. Es como si estuviera viviendo en una casa repleta de gallinas con vestidos y pantalones. O una casa llena de esos perros que mueven constantemente la cabeza en la bandeja trasera del coche, o llena de..., es igual, no puedo tener un cerrojo, y punto.
—¿Por qué no? —le pregunté a mamá, tranquilamente.
(La pillé en uno de esos raros momentos en los que no está en ninguna clase nocturna de italiano ni en ninguna fiesta.)
—Por que, si tuvieras un accidente, no podríamos entrar —me contestó.
—¿Un accidente de qué tipo? —insistí.
—Podrías... desmayarte.
—O quemar el colchón y ahogar te con el humo —inter vino papá.
¿Pe ro qué le pasa a todo el mundo? Ya sé por qué no quieren que ponga un pestillo en mi puerta: por que sería la primera señal de madurez, y esto no lo soportarían porque significaría volver a ocuparse de sus propias vidas y dejarme en paz.

Todavía es domingo

11.35: Hay seis cosas que me horrorizan de mi vida:
1. Tengo uno de esos granos sin cabeza que no explotará hasta dentro de dos años y que se transformará en un horrible bulto rojo.
2. Lo tengo en la nariz.
3. Tengo una hermana de tres años que puede haberse hecho pis en cualquier rincón de mi habitación.
4. Dentro de catorce días, se habrán acaba do las vacaciones y tendré que volver al campo de concentración de Oberfürer Frau Simpson y su banda de sádicos profesores.
5. Soy muy fea y merezco estar en un centro para feos.
6. Fui a una fiesta disfraza da de aceituna rellena.

11.40: Ya está, voy a hacer borrón y cuenta nueva. Acabo de leer un artículo en el Cosmopolitan de mamá sobre cómo ser feliz, incluso cuando se es infeliz (como yo). Se titula «Confianza emocional». Lo que hay que hacer es: Recordar...Sentir y SANAR. Piensas en una experiencia dolorosa y recuerdas todos los detalles horribles..., eso en cuanto a recordar; después, sientes las emociones y las reconoces; finalmente, sólo hay que DEJARLAS IR.

14.00: El tío Eddie se ha ido, gracias a Dios. Me ha preguntado si quería dar una vuelta en el sidecar de su moto. ¿Es que todos los adultos vienen del planeta Xenon, o qué? ¿Qué tenía que haber contestado? «Sí, claro, tío Eddie, me encantará ir en tu sidecar de antes de la guerra. Así, con un poco de suerte, me verán todos mis amigos con un loco calvo y será el fin de mi vida social. Muchas gracias.»

16.00: Ha venido Jas. Me ha dicho que, después de la fiesta de disfraces, le costó horas salir de su traje de gata. No me interesaba mucho pero, por pura educación, le he preguntado por qué le costó tanto.
—Bue no, el chico de la tienda de disfraces era muy guapo.
—¿Y?
—Pues que tuve que mentirle en lo de la talla. Le pedí una talla pequeña en vez de una mediana. Me ha enseñado las marcas del cuello y de la cintura; son bastante profundas.
—Tienes la cabeza un poco hincha da —le he comentado.
—No, es que es domingo.

Le hablé del artículo del Cosmopolitan, y nos pasamos un par de horas recordando la fiesta de disfraces (la dolorosa experiencia) y sintiendo las emociones para poder sanarlas. Toda la culpa la tiene Jas. Puede que se me ocurriera a mí lo de ir disfrazada de aceituna rellena, pero ella no me hizo desistir de mi idea, como hubiera hecho una buena amiga. Es más, me animó. Hicimos el disfraz con alambre y papel pinocho verde para la parte de la aceituna. Debajo, llevaba una camiseta y unas mallas verdes, y, para sujetar el disfraz, me puse unas tiras por encima de los hombros. Ahora que lo recuerdo, fue ella la que sugirió que utilizara un spray para teñirme el pelo, la cara y el cuello de rojo..., como si fuera el pimiento. La verdad es que fue muy divertido. Al menos, mientras estábamos en mi habitación. Lo chungo fue intentar salir. No me quedó más remedio que bajar las escaleras de lado.

Cuando llegamos a la puerta, tuve que volver y cambiarme las mallas por que Angus, mi gato, sufrió uno de sus ataques en plan «llamada de la selva».
Está completamente pirado. Lo recogimos cuando estuvimos de vacaciones en el lago Lomond. Me lo encontré el último día merodeando por el jardín de la pensión en la que estábamos. La pensión se llamaba El Mundo Perdido.
Eso os dará una idea de lo que fueron las vacaciones.

Debería haberme dado cuenta de que el gato no era muy normal cuando lo atrapé y empezó a destrozar me la chaqueta. Pero era tan bonito..., con el pelo muy largo y atigrado, y unos enormes ojos amarillos. Incluso siendo un cachorro, ya parecía un perro pequeñito. Pedí y supliqué que nos lo lleváramos a casa.

—Aquí se morirá, no tiene padres —dije lastimeramente.
—Seguramente se los habrá comido —soltó papá.

La verdad es que, cuando quiere, puede ser muy cruel.

Me trabajé a mamá y, al final, conseguí que nos lo quedáramos. La mujer de la pensión dijo que posiblemente fuera una mezcla de gato común y gato salvaje escocés. Me acuerdo que pensé: «Qué exótico.» No caí en la cuenta de que crecería hasta alcanzar el tamaño de un perro labrador, sólo que completamente grillado. Solía sacarlo a pasear con una correa, pero, tal como le expliqué a doña Vecina-de-al-Lado, se la comió.

A veces siente la llamada de las tierras escocesas. Cuando yo iba disfrazada de aceituna rellena, saltó desde su escondite, detrás de las cortinas (o su guarida, como se imaginaría en su cerebro gatuno), y atacó mis mallas, o su presa. No podía quitármelo de encima dándole en la cabeza, por que la movía rápidamente de un lado a otro. Al final, conseguí coger una escoba que había cerca de la puerta y despegármelo.

Después de este pequeño inciden te, vino la segunda parte: no podía entrar en el Volvo de papá.

—¿Por qué no te quitas la aceituna y la metemos en el maletero? —preguntó.
Sin comentarios.
—Papá, si crees que me voy a sentar a tu lado en camiseta y mallas verdes, estás loco.

Se puso tan borde como suelen poner se los padres cuando les demuestras lo tontos e inútiles que son.
—Bueno..., entonces tendrás que ir a pie. Jas y yo iremos en el coche, a tu lado. Conduciré despacio.

No podía creerlo.

—Si tengo que ir andan do, ¿por qué no vamos las dos solas y pasamos del coche?

Se le puso esa expresión hermética de padre que cree que está siendo razonable.

—Por que quiero saber adónde vais y no quiero que andéis de noche solas por la calle.

Increíble.

—¿Y qué piensas que puedo hacer paseando por la calle de noche y vestida de aceituna? ¿Colarme en algún cóctel?

Jas se echó a reír, pero papá se puso en plan padre inflexible.

—No me hables así o no irás a ningún sitio.

¿De qué va?

Cuando llegamos a la fiesta (me tocó andar al lado del Volvo de papá, que conducía a diez por hora), lo pasé fatal. Al principio todo el mundo se echó a reír, después no me hicieron ningún caso. Con una actitud desafiante, como buena aceituna rellena, estuve bailando un rato sola, aunque no paraba de tirar cosas al suelo. La anfitriona me pidió que me sentara. Lo intenté, pero no pude. Al final, tuve que esperar una hora en la puerta hasta que llegó papá y metí la aceituna en el maletero. De camino a casa, no dijimos ni una palabra.

Por otra parte, Jas se lo pasó en grande. Me dijo que había estado rodeada de Tarzanes, Robin Hoods y James Bonds (los chicos tienen una imaginación desbordante, ¿ver dad?).

Cuando llegamos a la par e de «recordar» me empecé a mosquear.

—También yo podía haber estado rodeada de chicos si no hubiera ido disfrazada de aceituna —le solté.
—Georgia, tú pensaste que sería divertido, y yo también lo veía así; lo malo es que los chicos no creen que las chicas puedan ser divertidas.

Se puso repelente, en plan lista y madura. ¿Qué narices sabe ella de chicos?

Llevaba un flequillo realmen te estúpido.

Cállate, Flequillito.

—¡Ah, claro! ¿Y qué quieren los chicos? ¿Niñas con sonrisa bobalicona vestidas de gato?

Desde la ventana de mi habitación, veía al caniche del vecino ladran do y brincando al lado de la valla. Estaría tratan do de asustar a Angus..., ¡inocente!
Jas siguió hablando como si fuera una experta.

—Sí, creo que les gustan las chicas más finas y no tan...,bueno, ya sabes.

Estaba cerrando la mochila. La interrumpí:

—¿No tan qué?
—Tengo que irme, hoy cenamos antes.

Cuando salió de la habitación, me di cuenta de que tendría que haberme callado. Fue de esas veces que sabes que deberías callar te, pero sigues hablando igualmente... Bue no, esto es lo que me pasó.

—A ver, ¿no tan qué?
Murmuró algo mientras bajaba las escaleras.
—No tan como yo, ¿ver dad? —le grité cuando salió por la puerta.
23.00 Empiezo a estar harta de los chicos, y eso que todavía no he tenido ningún tipo de relación con ellos.

Medianoche ¡Dios mío!, que no tenga que hacer me lesbiana como Pelos Kate o la señorita Stamp.

00.10 ¿Qué hacen las lesbianas?

Lunes 24 de Agosto

17.00 Ni una sola llamada. Como si me hubiese muerto. Creo que hoy me iré a dormir temprano

17.30 Libby viene y repta hasta la cama. No para de reírse; tanto, que tengo que levantarme. Es tan mona..., aunque huele un poquillo. Al menos le gusto y no le molesta mi sentido del humor.

19.00 Ellen y Julia llaman desde una cabina y empiezan a hablar con acento francés. Mañana vamos a dar un paseo misterioso, véase «la marche avec misterio».

22.30 Me hago una mascarilla a base de yema de huevo, por si en el camino nos cruzamos con algún guapo garçon.



Martes 25 de Agosto

9.00 Me he despertado pensando que tenía paralizada la cara. Me he asustado mucho, tenía la piel tensa y rígida, y no podía abrir bien los ojos. Entonces, me acordé de la mascarilla de huevo. Debí de quedarme dormida leyendo. No creo que vuelva a acostarme pronto nunca más; se me hinchan los ojos y parece que en mi familia haya sangre oriental. Por desgracia, no es el caso. Lo más parecido a un familiar exótico que tenemos es la tía Kath, que sabe cantar en chino, aun que sólo después de tomarse un par de vasos de vino.

11.00 He quedado con Ellen y Julia en Whiteleys: será el punto de partida de «la mar che avec misterio». La consigna era que iríamos vestidas de «sport casual», así que me he puesto unos pantalones pitillo, botines, un jersey negro de cuello vuelto y una chaqueta de PVC. Voy de Brigitte Bardot de joven, lo que no tiene mucho sentido porque: a) no me parezco en nada a ella y b) no tengo el pelo rubio, lo que, como todos sabemos, era su sello característico. Llevaría el pelo rubio si me dejasen, pero mi casa parece una guardería.

Mi padre tiene la mentalidad de un Teletubby, aun que no tan desarrollada.

—Voy a teñir me el pelo de rubio, ¿qué tinte me recomiendas? —le pregunto a mi madre.

Hace como si no me oyera y continúa vistiendo a Libby; sin embargo, mi padre explota.

—¡Tienes catorce años! ¡Sólo has llevado el pelo así durante catorce años y ya te lo quieres cambiar! ¡Cuando tengas treinta no sé lo que harás! ¿Qué color querrás llevar entonces?

De verdad, creo que últimamente no está en su sano juicio.

—Me ha parecido oír una voz que gritaba y hacía ruidos raros, pero he debido de equivocarme —le digo a mi madre.

—Te creerás que por ser sarcástica y pintar te bien la raya de los ojos vas a aprobar la Reválida —oigo que grita mi padre mientras yo corro hacia la puerta.
¡Revá lida!, ¡por favor! Es una reminiscencia viva del Jurásico.

Mediodía «La mar che avec mis te rio.» Subimos y bajamos High Street hablando solamente en francés. Pregunté a la gente por si tios y calles: «Oùest la gare, s’il vous plaît?» y «Au se cours, j’oublie ma tête, ai dez moi, s’il vous plaît.»

Entonces, apareció un chico que estaba como un tren.
Julia y Ellen no querían acercarse a él, pero yo sí. No sé porqué, pero además de ser francesa, empecé a cojear. Tenía unos ojos muy bonitos y debía de rondar los diecinueve años.

Me acerqué a él renqueando.

—Excu sez-moi. Jesuis française. Jene par le pas vo tr langue. Par lez-vous français? —le pregunté.

Por suerte, se quedó un poco pasma o. Era como un sueño. Hice un mohín con la boca. Cindy Crawford dice que si pones la lengua detrás de los dientes cuando sonríes, se te pone una sonrisa muy sexy. Hablar resulta imposible, por supuesto, a no ser que quieras parecerte a una sub normal.

—¿Te has perdido? No hablo francés... —dijo el tío bueno.
Puse cara de circunstancias (y morritos).

—Au se cours, monsieur... —murmuré.

—No tengas miedo, ven conmigo —continuó, cogiéndome del brazo.

Ellen y Jools me miraban atónitas, era guapísimo y me estaba llevando con él. Caminé cojeando atractivamente a su lado. No mucho rato, sólo hasta una pastelería francesa en la que la señora que había detrás del mostrador era...francesa.

20.00 Estoy en la cama. La mujer de la pastelería me estuvo hablando en francés una eternidad. Yo asentí con la cabeza todo lo que pude y, después, salí corriendo de allí. El guaperas se sorprendió mucho de que mi cojera se hubiera curado tan rápidamente.

Ahora sí que tendré que teñirme el pelo si quiero volver a ir de compras en esta ciudad


Miércoles 26 de Agosto

11.00 No tengo amigas. Ni una sola. Ni me ha llamado nadie, ni nadie ha venido a verme. Papá y mamá se han ido a trabajar, Libby está en la guardería y yo como si es tu viese muerta.

Puede que lo esté. ¿Cómo lo sabe una? Si te mueres mientras estás dormida, ¿quién te lo dice?
Podría ser como en esa película en la que el protagonista puede ver a todo el mundo, pero nadie lo ve a él porque está fiambre. Vaya, ahora tengo miedo..., voy a poner música a tope y a bailar.

Mediodía Ahora, además de asustada, estoy cansada. ¿Le importaría a alguien que me muriera? ¿Quién vendría a mi entierro? Supongo que papá y mamá..., tendrían que hacerlo, ya que, en gran parte, sería culpa suya que me deprimiera tanto como para suicidarme.

¿Por qué no puedo tener una familia normal, como Julia y Ellen? Tienen hermanos normales. Sus padres llevan barba y tienen una caseta en el jardín. Mi madre no dejará que mi padre vuelva a tener una, por que una vez dejó allí los gusanos de pescar y aquello se convirtió en el cuartel general de las moscas azules.

Un día, vino un electricista por que el frigorífico había explotado; al revisarlo, le preguntó a mi madre:
—¿Quién ha sido el loco que lo ha conectado? ¿Alguien que le tiene manía?

Era papá quien había hecho las conexiones. En vez de hacer bricolaje, habla de sentimientos y cosas así. ¿Por qué no podrá ser un padre de verdad? Resulta patético en un hombre mayor.

Eso no quiere decir que yo quiera ser una de esas mujeres anticuadas, ya sabéis, llena de encajes, con un hombre que no abre la boca ni se queja nunca, aunque tenga un tumor en la cabeza. Quiero que mi novio (en el caso, quiéralo Dios, de que no sea lesbiana) sea sensible..., pero sólo conmigo. Quiero que sea como el señor Darcy en Org llo y prejuicio (aunque, todo sea dicho, lo he visto en otras películas, como Fuera de juego, y, sin las camisas de volantes y las mallas, no está tan sexy). De todas formas, nunca tendré novio por que soy muy fea.

14.00 He estado mirando los álbumes de fotos de la familia... y no me extraña que sea tan fea. Las fotos de papá cuando era pequeño son terroríficas. Tiene una nariz enorme que le ocupa la mitad de la cara. En realidad, es una nariz con patas

22.00 Libby se ha despertado e insiste en dormir en mi cama. Es muy dulce, aun que huele un poco a hámster.

Medianoche La historia de amor con la que estaba soñando y en la que un chico guapísimo me llevaba por las cálidas aguas del Caribe, ha resulta do ser el pijama mojado de Libby pegado a mi pierna.
He tenido que cambiar las sábanas. Libby no se ha dado ni cuenta, me ha dado un manotazo y me ha llama do «niño malo» cuando le he puesto otro pijama


Jueves 27 de Agosto

11.00 Empiezo a estar preocupa da por lo que me pondré el primer día de clase. Sólo faltan once días. ¿Cuánto maquillaje «invisible» podré ponerme sin que lo noten? Con el corrector no hay problema, pero me preocupa el rímel. A lo mejor tendría que teñirme las pestañas y punto. Odio mis cejas. Las llamo así, pero en realidad es una sola ceja que me atraviesa toda la frente. Tendré que depilarme a saco, si es que encuentro las pinzas de mamá. Me esconde las cosas porque dice que nunca las dejo en su sitio. Rebuscaré en su habitación.

13.00 Me preparo una comida ligera: un sándwich de mantequilla y un café con leche. En esta casa nunca hay nada para comer. No me extraña que me sobre salgan tanto los huesos de los codos.

14.00 Por fin he encontrado las pinzas. No sé porqué mamá pensaba que no las iba a encontrar en el cajón de las corbatas de papá. También he visto algo muy extraño, una especie de delantal metido en una caja muy curiosa. Espero que mi padre no sea un travesti; tener que «comprender» su lado femenino sería más de lo que humanamente podría aguantar. Mamá, Libby y yo tendríamos que contemplarlo pavoneándose por la casa con algún camisón de mi madre y unas zapatillas con lentejuelas... Seguramente tendríamos que empezar a llamarle Daphne.
¡Ostras!, esto de la depilación duele un poco. Voy a tener que descansar un rato. El dolor es horroroso, me lloran los ojos sin parar.

14.30 No puedo aguantarlo más. Sólo me he quitado unos cinco pelos y los ojos se me han hinchado el doble de su tamaño normal.

16.00 Ya lo tengo. Usaré la cuchilla de papá.

16.05 Corta más de lo que creía. Me he afeita do un montón de pelos de una sola pasada. Tendré que igualar la otra ceja.

16.16 A la porra. Bueno, tampoco está tan mal, aunque con un ojo parezco muy sorprendida. Ahora tendré que arreglar la otra.

18.00 A mamá casi se le ha caído Libby al suelo cuando me ha visto. Sus palabras textuales han sido: «¡Madre del cielo! ¿Qué te has hecho en la cara? ¿Eres tonta o qué?»
Cómo odio a los padres. ¿Tonta yo? ¡Ellos sí que son ton tos! Seguramente les gustaría que tu viese todavía la edad de Libby para poder vestirme con ridículos gorritos con orejeras y patitos. ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!

19.00 Cuando llegó papá, les oí hablar de mí.
—Bla, bla, bla... parece una... bla, bla —comentó mi madre.
—¿Que ha hecho qué? Bueno, bla, bla, bla —oí a mi padre.
Paf, pum ba, pun, chas, catapún, en la puer ta.
—¡Georgia! ¿Qué has hecho esta vez?
Le contesté desde debajo de las mantas. No pudo entrar por que puse la cómo da contra la puerta.
—¡Al menos soy una mujer de verdad!
—¡Hay que joderse! ¿Qué se supone que quieres decir?
En serio, puede llegar a ser muy ordinario.

22.00 A lo mejor me crecen durante la noche. ¿Cuánto tardan en crecer las cejas?


Viernes 28 de Agosto

11.00 Siguen igual.

11.15 Jas me llama para decirme que quiere ir de compras, al parecer ha descubierto un nuevo maquillaje tan natural que no se nota.
—¿Tienen cejas? —le pregunto.
—¿Por qué? ¿Qué quieres decir? ¿Pestañas postizas?
—No, quiero decir cejas. Ya sabes, los pelillos que hay encima de los ojos.
La verdad es que las amigas pueden llegar a ser tremendamente cortas.
—Claro que no hay cejas. Todo el mundo tiene cejas.
¿Para qué quieres unas cejas de repuesto?
—Ya no tengo, me las he afeitado sin querer.
—Voy enseguida, no hagas nada hasta que llegue.

Mediodía Cuando he abierto la puerta, Jas me ha mirado como si hubiera visto a un Klingon.
—¡Pareces un Klingon! —ha exclamado.
En realidad, es poco amiga. Es más como tener un perro que una amiga.

18.00 Jas se ha ido. Su ayuda ha consistido en dibujarme unas cejas con el perfilador de ojos.
Ahora tendré que quedarme en casa para siempre.

19.00 Papá no para de fastidiarme. Viene a la puerta, me mira, se echa a reír y se va. Ha traído al tío Eddie para que me vea. ¿Qué soy? ¿Una hija o una atracción de feria?
—No te preocupes, si no te crecen podemos dedicarnos al mundo del espectáculo: haremos el número de las bolas de billar humanas.
¡Qué gracioso!

20.00 La única persona que me trata bien es Libby. Me ha estado acariciando las inexistentes cejas y después se ha ido para traer me un trozo de queso. Estupendo, me he convertido en la mujer ratón.

¿Quién será nuestra tutora este año?

Espero que no sea Ojo de Halcón Heaton. No me gusta ría que me estuviese recordando la historia de las langostas cada diez minutos. ¿Quién podía imaginar se que unos pocos bichejos pudiesen comer tanto en tan poco tiempo? Cuando las dejé sueltas en el laboratorio de biología para que volasen un rato, no creí que se fueran a comerlas cortinas.
Me da la impresión de que Ojo de Halcón no tiene mucho sentido del humor. Además, tiene unos cien años y es una solterona, lo que, en mi opinión, dice mucho. Aunque, ahora que soy una mujer ratón, probablemente acabaré siendo como ella: profesora de Biología en algún colegio femenino para pijas. Con la casa llena de gatos y bebiendo leche caliente. Llevando enormes bragas. Oyendo la radio.
Interesada en las cosas que pasan en el mundo.
También podría suicidarme. Lo haría si me importara algo, pero estoy demasiado deprimida.

Sábado 29 de Agosto

10.00 Papá y mamá se han ido a comprar. Mamá me ha preguntado si quería unos zapatos para el colegio. He mirado los suyos con toda la intención. Es triste ver a alguien como ella, entradita en años, empeña da en parecer joven
.
Creía que a ella le daría vergüenza ser una pureta disfrazada de jovencita, pero no. El otro día, cuando se sentó, le vi las bragas (y no fui la única).

11.00 Suena el teléfono. Ellen, Julia y Jas han estado en el centro y vienen hacia aquí. Parece que Jas vio en una tienda a alguien que le gusta mucho. Supongo que mi vida va a ser así, no tener nunca novio y vivir de lo que me cuentan.

Mediodía He estado hojeando el Just 17 y salía una lista de técnicas para besar. Lo que no entiendo muy bien es cómo sabes cuándo tienes que hacerlo y hacia qué lado. No mola exhibirse como las palomas durante horas, pero tampoco he podido ver mucho en las fotos. Ojalá no lo hubiera leído, me he puesto más nerviosa y estoy mucho más confundida que antes. De todas formas, qué más da. ¡Voy a estar recluida el resto de mi vida! A no ser que un chico guapísimo se pierda, venga a parar a esta calle y consiga subir por las escaleras hasta mi habitación con los ojos vendados, seguiré encerrada para siempre entre estas cuatro paredes.

12.15 Puede que, al no poder salir, aproveche mejor el tiempo. Puedo limpiar mi cuarto, poner todos los vestidos en un solo lado del armario y cosas así.

12.17 Odio las tareas domésticas.

12.18 Si me caso o, como es más probable, me convierto en una dinámica ejecutiva lesbiana, no me ocuparé nunca de la casa. Tendré una asistenta.

Mamá opina que paso de lo evidente, pero la verdad es que no sé diferenciar entre lo que está limpio y lo que no. Cuando me dice «¿Limpiarás la cocina?», miro a mi alrededor y pienso: «Bueno, hay unas cuantas sartenes por el medio y cosas así, pero no es para tanto.»
Entonces, bronca al canto.

14.00 Estoy poniendo café para las chicas. Es instantáneo, pero, si lo mezclas con azúcar y lo revuelves durante un buen rato, se forma una especie de pasta y, cuando añades el agua, parece auténtico expreso. Aunque acabas con el brazo hecho polvo.

19.00 ¡Una tarde perfecta! Hemos estado probando maquillajes. Me puse celo en el flequillo, para estirarlo y alisarlo, y tapar así el trozo de frente en el que te nía las cejas.

—Parece que te hayas escapa do de un manicomio—me dijo Jas.

Ellen opina que, si hago que resalten la boca y los ojos, evitaré que la atención se concentre en la nariz. Así que, a partir de ahora, me pondré abundan te lápiz de labios. Estábamos tumbadas en la cama oyendo los 40 Principales, cuando Jas empezó a hablar del chico guapo de la tienda. Todas han prometido que esperarán hasta que yo pueda salir otra vez para ir a verlo.

La conversación se desvió hacia los besos.

—El año pasado, en Navidad, fui a la fiesta de mi primo y conocí a un chico de Liverpool. Creo que era marinero. Es igual, tenía diecinueve años o algo así, me puso muérdago encima de la cabeza y me besó —contó Ellen.
Estábamos atentas al máximo.
—¿Qué tal fue? —le pregunté.
—Un poco sensación de mojado, como una gelatina caliente.
—¿Tenía los labios abiertos o cerrados? —preguntó Jas.
—Un poco abiertos.
—¿Sacó la lengua? —le pregunté yo.
—No, sólo puso los labios.
Yo quería saber lo que había hecho ella con la lengua.
—Bueno, la dejé donde la tengo normalmente.
—¿Y los dientes? —insistí.
Ellen empezó a mosquearse.
—Sí, me los saqué...
La miré un poco dolida, como diciendo: «Sólo estaba preguntando...»
—No me acuerdo muy bien —continuó Ellen—. Fue un poco como cosquillas y no duró mucho, pero creo que me gustó. Era muy majo, aun que tenía novia y supongo que pensó que yo sólo era una niña de trece años que no había vivido mucho.
—Tenía razón —afirmé.

22.00 Libby me besa muchas veces en la boca, pero no creo que las hermanas cuenten. A menos que yo sea lesbiana, en cuyo caso probablemente sea una buena forma de practicar.

23.00 A través de las cortinas veo una gran luna amarilla.

Pienso en toda la gente que estará viendo esa misma luna.
¿Cuán tos de ellos no tendrán cejas?

Domingo 30 de Agosto

11.00 Gracias a Dios se van fuera. ¿De qué va toda esta alegría familiar, todo este «deberíamos hacer cosas en familia»?
—Somos cuatro personas que, por desgracia, están atrapadas en la misma casa. ¿Para qué empeorarlo yendo en grupo a viveros o a dar paseos? —le he hecho ver a mi padre.
En todo caso, la mujer ratón no sale. Se quedará en su habitación durante los próximos cuarenta años para que nadie se ría de ella.
Jamás tendré novio. No es justo, hay gente muy tonta que tiene. Zoe Ball siempre tiene novios muy guapos y tiene orejas de soplillo.

13.00 Todavía no he hablado con papá sobre su delantal.

13.15 Vaya aburrimiento. Veo que don y doña Vecinos-de-al-Lado están en su invernadero. ¿Qué hará la gente en ellos? Si acabo viviendo con alguien como don Vecino-deal-Lado, me suicidaré. Tiene el culo más grande que he visto en mi vida. Me sorprende que pueda entrar en el invernadero. Algún día, se le pondrá tan gordo que tendrá que quedarse a vivir allí y tendrán que pasarle la comida por la ventana.

Oh, quel dommage! Sacrébleu! Le gros monsieur dans la maison de glass!

13.20 Puede que empiece a publicar un periódico del Barrio.

13.22 ¡Cielo santo! Angus está agazapado en la maleza, acechando al caniche. Tendré que intervenir para evitar una masacre. Bueno, ya no hace falta, don Vecino-de-al-Lado le ha tirado un ladrillo.

23.00 Vaya día largo y aburrido. Odio los domingos, los han inventado a propósito para la gente que no tiene vida propia, ni amigos. El lado bueno es que ya tengo una sombra en la zona de las cejas
Jeidh
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